La realidad sobre la distribución de libros. 8


El tema por el que me preguntan de manera más repetida los autores con los que trabajo, y uno de los aspectos más desconocidos por parte de los escritores noveles, es la distribución de libros. Este artículo va a ser un poco largo, pero estoy seguro que te va a interesar leerlo.

«¿Va a venderse mi libro en El Corte Inglés?». «¿Se podrá encontrar en cualquier librería?», son algunas de las preguntas que suelo escuchar de manera más o menos recurrente, y es que la distribución de libros es un mundo muy complejo pero, a ojos del «consumidor», parece tremendamente sencillo.

Algunos autores y lectores se extrañan cuando tratan con una pequeña editorial y esta les indica que no pueden realizar una distribución «tradicional» de su libro (y hablo de distribución «tradicional» porque existen otros tipos de distribución: digital, directa de la editorial, distribución bajo demanda…). La distribución «tradicional» es el modelo clásico, en el que un intermediario, el distribuidor, llega a un acuerdo con el editor para utilizar sus sistemas de logística y encargarse de «colocar y suministrar» sus libros a las librerías.

Como vemos, en el modelo clásico de distribución entran en juego tres «actores»: la editorial, el distribuidor y la librería. ¿Por qué el modelo no funciona con las pequeñas editoriales? Porque a ninguna de las tres partes le interesa, y os explicaré el porqué.

distribución de libros

El distribuidor, lógicamente, no hace su trabajo gratis, se lleva un porcentaje del precio del libro. Este es un terreno arenoso, por lo que dar una cifra cerrada de lo que recibe el distribuidor es complicado, pero para hacernos una idea, normalmente el porcentaje que recibe está entre el 25% y el 35% del PVP. Si a esto le sumas que el punto de venta (la librería en cuestión) se suele quedar entre el 30% y el 35% (y, en según que casos, he llegado a ver el 40% en grandes cadenas), el porcentaje que le queda a la editorial suele rondar entre el 50% y el 40%  del PVP. De ese 50%-40% tiene que abonar las regalías del autor, el coste de impresión y otros costes asociados al libro. Como veis, con este primer dato ya se denota que la distribución clásica, para una editorial pequeña, no es rentable.

Pero vayamos un poco más lejos. Pongamos que la editorial en cuestión acepta esas condiciones, que no le importa que sus beneficios por ventas sean casi inexistentes. En ese caso, se encontraría con el 2º obstáculo: la tirada de ejemplares.

El mercado editorial, cada vez más, se está orientando a métodos de producción que «facilitan la vida» a las editoriales pequeñas: la impresión bajo demanda, los métodos de impresión digital que permiten trabajar con tiradas cortas, y que, aunque encarecen el precio de impresión por ejemplar, permiten que los editores independientes, o que publican libros para un nicho de lectores muy reducido, no se vean obligados a realizar enormes tiradas de ejemplares que se quedarían cogiendo polvo en los almacenes con casi total seguridad.

vender libro

Pero cuando quieres realizar una «distribución tradicional» de tu libro, el distribuidor (por norma general) te «obligará» a proporcionarle un número mínimo de ejemplares con los que trabajar (lógico por otra parte: para una buena distribución se necesitan una cantidad de libros considerable), y esa cantidad no suele bajar de los 500 ejemplares (y son pocos). Te pueden parecer pocos si las cifras de ventas por las que te riges son las de las grandes editoriales, pero para una pequeña editorial, créeme, son muchos. Sobre todo porque, tal y como está el panorama actual, vender la mitad de esos libros ya sería todo un logro (siempre hablando de editoriales independientes y pequeñas, que publiquen a nuevos autores o libros para un público reducido).

Puede que te encuentres con algún distribuidor que te diga que puede trabajar sin problemas con 50 o 100 ejemplares, me los he encontrado, pero, básicamente, no van a hacer una distribución eficaz y eficiente de la obra, sino, más bien, a almacenarla a la espera de recibir algún pedido. Como veis, los «contras» se acumulan: el beneficio por ejemplar vendido (si se vende) es ínfimo, y la inversión en impresión de ejemplares es demasiado alta, y no compensaría las ventas.

Pero pongamos de nuevo que la editorial acepta el mínimo beneficio e imprimir los, al menos, 500 ejemplares. ¿Entonces ya el libro estaría en todas las librerías? ¿Podría encontrarlo, por fin, en El Corte Inglés, la Fnac y otros grandes almacenes? Nada más lejos de la realidad. Porque, como decíamos al principio, a ninguna de las tres partes le interesa demasiado distribuir libros de manera tradicional. Ya hemos visto porqué no es interesante para el editor, ahora pasamos al distribuidor y al librero. 

comercializar libros

En principio podríamos pensar que el distribuidor y el librero no deberían tener ninguna objeción por distribuir y comercializar el libro, ya se han aceptado los márgenes que pedían y se han impreso los ejemplares necesarios para ello ¿dónde está entonces el problema? Pues el problema es que tanto el distribuidor como la librería son negocios, y como negocios que son, les interesa vender, generar beneficios. El distribuidor cobra por ejemplar vendido, por lo que no le interesará ofrecerle al librero (salvo en casos contados) el libro de una pequeña editorial y/o un autor desconocido que sabe que, de primeras, no va a ser demandado por un público amplio. Lo que quiere el distribuidor es que el librero se quede con los libros que venden, los de autores conocidos, los últimos lanzamientos de grandes editoriales que tienen mucho invertido en promoción y marketing, etc…

El librero, por su parte, quiere que el distribuidor le facilite los títulos que sabe que se van a vender. Su escaparate y sus estanterías son herramientas de venta, y no las quiere «ocupadas» por libros que no van a tener «rotación», es decir, que se van a mantener en esa misma estantería bastante tiempo antes de que alguien se anime a comprarlo, o que él decida devolverlo al distribuidor (y este, a su vez, terminará devolviéndolo a la editorial). Hace unos meses hablaba con un librero que me dijo que él  «devolvía un 80% de lo que recibía» (y esto incluye, en su mayoría, títulos de editoriales y autores conocidos), así que la conclusión es que una distribución de libros «tradicional» no garantiza que el libro se vaya a vender, ni siquiera que vaya a ser más conocido.

Puede que el panorama parezca desalentador, pero no quiero, ni por asomo, transmitir esa idea: al igual que la distribución de libros tradicional no es un método rentable para las editoriales independientes, en los últimos tiempos han surgido nuevas fórmulas que, cada vez más, se están asentando y que han supuesto un soplo de aire fresco a la industria editorial. 

La distribución digital se abre paso, de manera lenta pero firme (y en este punto me gustaría añadir que también existen distribuidores digitales que funcionan de manera parecida a los tradicionales, la ventaja es que, con este formato, los costes se reducen y las editoriales pequeñas se lo pueden permitir). La impresión bajo demanda y digital permite reducir las tiradas de ejemplares, ahorrando costes innecesarios a las pequeñas editoriales, dándoles la oportunidad de suministrar libros a librerías directamente, e internet, de algún modo, iguala la «guerra» de las pequeñas editoriales contra las más grandes (una pequeña editorial puede estar presente en las mismas librerías online que las grandes casas de edición)

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8 ideas sobre “La realidad sobre la distribución de libros.

  • Luis Francisco

    Tengo en internet tres de mis noveles, pero es complicado cuando son de otro pais y se les escribe para no recibir respuesta, y como lo son las grandes editoriales. Me gustaria saber de una editorial que se hiciera cargo de mis más de una docena de escritos que durante más de 15 años han permanecido en el anonimato porque solo he escrito por pasión y sin ningun lucro.

    • Juanma Torrijos Autor

      Buenos días Francisco, en este blog no hablo de editoriales, ni siquiera en las que trabajo/colaboro. Simplemente es cuestión de armarse de paciencia y no perder la esperanza, eso si, te recomendaría que, antes de nada, contactaras con editoriales de tu país, ya que, como bien dices, es complicado tratar con editoriales de fuera cuando eres autor amateur.

      Un saludo.

  • Jose Manuel riera

    Tango una novela escrita y he imprimido 500 ejemplares. tiene El ISBN y DL. Queria hacerme tambien editor, pero me voy a jubilar y ya no me apetece meterme me ese lio. Lo que ocurre es que las imprimi con la portada con Ranking ediciones, que es el nombre que le hubiera puesto. Quiero venderlos, aunque solo sea a 5 euros por unidad.

  • Enrique

    Saludos.

    Gracias por este artículo que, pese a que data de 2017, es muy instructivo.

    He concluido una novela de misterio con base histórica que ha sido sumamente bien valorada por una casa editora y un agente literario catalán. No obstante, le he escrito a las editoriales que prefiero y aunque creo que no es el momento de recibir su contestación ya que hace poco más de dos semanas que les he escrito, quería dejarle saber que disfruté mucho su escrito – bien elaborado y al grano.

    Gracias.

    Enrique Quiñones Pardo
    San Juan, Puerto Rico

    • Juanma Torrijos Autor

      Gracias Enrique. Dos semanas es poco tiempo, dependiendo de la editorial pueden tomarse meses para dar una contestación.También debe contar que, algunas editoriales, puede que no contesten a aquellos autores/as de los cuales descartan sus manuscritos.
      Un saludo y mucha suerte.

  • Diego

    Hola, me ha gustado mucho encontrar este artículo que tan bien muestra la realidad del sector. Me planteo lanzarme y abrir una pequeña librería en mi ciudad pero no sé si el stock de libros que tienen las librerías son “en depósito” o son “en firme”, ¿pagan previamente las librerías a los distribuidores por tener la mayoría de libros que tienen en sus estanterías?

    Gracias y un saludo.

    • Juanma Torrijos Autor

      Buenos días. Normalmente los libros los tienen en depósito, pero si no se devuelven en el plazo acordado con el distribuidor, deben pagarse. El problema que suelen tener las librerías es que las buenas librerías suelen tener un buen fondo de libros, y eso hace que muchos se queden en tienda y tengan que ser pagados, con la dificultad de venderlos posteriormente.Por otro lado, una librería-papelería, suele tener un stock muy reducido, y suele trabajar más por encargos y pedidos.

      Un saludo.